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Salud: Los 10 pilares de la dieta japonesa

18/2/12


Para multiplicar nuestra expectativa de vida, nada mejor que tomar nota de las bases que sustentan la alimentación de la población nipona, una de las más longevas y sanas del planeta. Texto: Laura Kohan

Son muchos los científicos y nutricionistas que dirigen sus miradas hacia la gastronomía japonesa en busca de las claves alimentarias que se esconden detrás de una de las poblaciones más longevas de nuestro planeta. Ahora bien, lo que más sorprende de las cifras del país nipón no es tanto el gran número de personas centenarias como los bajos índices de obesidad, problemas cardiovasculares o de cáncer y colesterol.

La respuesta a estas cifras no está sólo en la cantidad de ingredientes saludables que atesora esta cocina, sino en toda una forma de entender la alimentación humana cargada de sabiduría y respeto hacia el cuerpo. Por eso conviene repasar los diez pilares que hacen de esta cocina una de las más saludables del mundo.

1. Porciones pequeñas
La dieta diaria japonesa no suele sobrepasar las 2.000 calorías para las mujeres y las 2.300 para los hombres; es decir, entre 200 y 500 calorías menos que las que consume un adulto en Occidente. El secreto es concentrar lo mejor de una comida en compactas porciones para acostumbrar al estómago a comer lo justo sin hacer caso a los ojos y evitando la nada aconsejable sensación de saciedad total. Una buena forma de conseguirlo es reducir el tamaño de nuestra vajilla para acercarla a la japonesa y sustituir los platos por pequeños boles. Como mínimo, está garantizado el efecto psicológico.

2. Soja en forma de tofu
Si hay una dieta con vocación vegetariana, ésa es la japonesa, ya que da a los vegetales un papel protagonista en la mayoría de sus recetas. Y, a la hora de buscar una proteína para acompañarlos, la soja es su favorita, por encima incluso del pescado. En forma de tofu, está presente cada día, ya sea como desayuno, comida o postre. De hecho, muchos expertos atribuyen precisamente a la soja la responsabilidad de la buena salud nipona y de su baja tasa de ciertos cánceres, como el de mama, o de ser unas de las poblaciones con mayor nivel de estrógenos. Pero más allá de sus efectos terapéuticos, hay que decir que el tofu es un alimento perfecto que aporta gran parte de los nutrientes fundamentales para funcionar, sin grasas saturadas ni azúcares. Además, su sabor neutro permite incluirlo en cualquier plato.

3. Ausencia de lácteos
¿Os imagináis empezar el día con una sopa de miso y espinacas en lugar de un café con leche? Pues eso es lo que hacen en Japón, donde la presencia de la leche, la mantequilla y la nata es casi anecdótica, lo que resulta un factor decisivo en los bajos índices de colesterol en una población que utiliza pocas grasas y, casi siempre, de origen vegetal.

4. Té verde en las comidas
Un ingrediente japonés que ya ocupa un lugar importante en nuestros supermercados y hoteles es el té verde, aunque todavía son pocos los que lo han incorporado en su dieta diaria. Una forma de darle más espacio, sobre todo en los meses de frío, es incluirlo como bebida en las comidas. Así mejorará nuestra digestión y nos recargará los niveles de antioxidantes sin darnos cuenta, lo que no significa exactamente que adelgace. Se trata más bien de un buen aliado para que nuestro organismo se regule y funcione mejor. La prueba nos la da un estudio realizado por la Universidad de Alejandría, que ha demostrado su efectividad para luchar contra organismos patógenos en combinación con otras sustancias antibióticas.

5. El arroz es lo primero

Poco gluten o levaduras vamos a encontrar en esta cocina y eso se debe a que gran parte de las masas se elaboran con harina de arroz, lo que les confiere una textura ligera y pegajosa. Es tal la pasión por este cereal en la dieta asiática que ésta incluye por término medio hasta seis veces más arroz que la nuestra, algo que asegura a los asiáticos un excelente aporte de fibra.

6. Setas fortalecedoras

Muchos nutricionistas sostienen que las setas son las responsables de una población tan sana y centenaria, pues además de dar un gusto exquisito a las sopas, tallarines y salteados, se emplean desde hace siglos en este país por sus propiedades medicinales. Una de las favoritas es, sin duda, la deliciosa seta shiitake, a la que se atribuyen efectos reguladores de la hipertensión y fortalecedores del sistema inmunitario. Además, últimamente está irrumpiendo con mucha fuerza la seta reishi, que, por otro lado, se perfila como un alimento fundamental para la lucha contra varios cánceres.

7. Los fermentados

A los que desconocen las incontables propiedades del umeboshi y del miso, les diremos que el primero consiste en unas ciruelas fermentadas que tienen un beneficioso efecto alcalinizante sobre el pH sanguíneo y sumamente depurativo. Por lo que respecta al miso, es una pasta de soja que a veces se combina con otros cereales. Eso sí, hay que tener cuidado de no hervirla demasiado, ya que en ese caso mataríamos las enzimas responsables de regular nuestra flora intestinal.

8. Postres sin azúcar
En los originales postres japoneses hay ingredientes tan insólitos como la judía roja. Lo que no encontramos demasiado, en cambio, es el sabor dulce, pues en su dieta una taza de té verde supone el mejor final para una comida. Un suave endulzante que utilizan mucho y que merece la pena probar es el amasake, un arroz fermentado de dulzor natural.

9. Algas de todo tipo

De Japón nos llegan también las mejores algas y métodos para prepararlas. No en vano uno de los emblemas de la gastronomía nipona es el popular sushi, que sustituye en cierto modo a los bocadillos occidentales y que utiliza como envoltorio el alga nori. Además, cuenta con otras, como la arame, la kombu, la hijiki, la wakame o la agar-agar para deleitar el paladar y regular el sistema hormonal, nervioso y linfático. Ellas nos llevarán, como a los japoneses, a conseguir unos niveles extraordinarios de nutrientes dentro de nuestra dieta.

10. Platos bien presentados
A algunos les puede parecer irrelevante el papel que desempeña la presentación de los platos en nuestra forma de alimentarnos, pero lo cierto es que la disposición y belleza de las presentaciones cambia radicalmente nuestra forma de comer. Para empezar, atacaremos el plato con más respeto y le destinaremos todo el tiempo que se merece, disfrutando de sus matices y dando más tiempo a nuestro aparato digestivo a que pueda extraer todos los nutrientes de cada bocado.

Por último, si hay algo en lo que son artistas los cocineros japoneses es en crear pequeñas obras de arte que atrapan sólo con la mirada. Un ejemplo de ello lo vemos en los bentos o comidas para llevar, que pueden transformarse en auténticas sinfonías de color y texturas.

URL: http://www.larevistaintegral.com/?p=4891

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Salud: La dieta japonesa: rica, sana y efectiva

El secreto de la dieta
Calidad de vida
Ingredientes y platos destacados
Comer a la Japonesa
Comer de todo
Equilibrar la energía
Vegetales en la dieta Japonesa
Comer bien para vivir más, y comer sano es equivalente a comer bien. La cocina japonesa es experta en ambos temas.

Los habitantes del país del Sol Naciente llevan mucho tiempo disfrutando de una dieta que asegura sabor, nutrición y un seguro de longevidad.

Antes de la Revolución Meiji de 1868, cuando Japón abrió sus puertas a países extranjeros, el pueblo japonés no comía carne. Granos enteros como el mijo, el mijo de los arrozales (o pata de gallo), el mijo común (o mijo mayor o borona), el mijo menor (o panizo menor o gran setaria italiana), el sorgo y el trigo sarraceno (o alforfón) se cultivaban en rotación con cebada y legumbres. La gente comía principalmente esos granos enteros con miso (pasta de soja fermentada con sal), pickles, vegetales, vegetales marinos y algunos peces. Las hojas y tallos de esos mijos se utilizaban como alimento para los animales, cuyos excrementos servían para fertilizar el campo donde crecían los diversos tipos de mijo.

Sin embargo, después de la Revolución Meiji, la dieta japonesa se occidentalizó. Carne, huevos, leche, pan, arroz blanco y azúcar reemplazaron al mijo, el cual prácticamente desapareció de la dieta japonesa debido a la alteración de los hábitos alimenticios. Junto con el cambio de dieta hay que considerar la creciente incidencia de enfermedades humanas. El estudio de caso describe en detalle las ventajas nutricionales y ecológicas de la dieta tradicional.

La cocina japonesa tiene un sinfín de características. Destaca su riqueza en matices y su profundo sabor exótico. Por estas razones la expansión de este tipo de cocina es habitual hacia Europa y Estados Unidos. Sabrosa, aromática, estética y con un punto de exotismo, la dieta japonesa es un cúmulo de mezclas. Platos crudos, cocidos, fritos y marinados. Se busca sobre todo una máxima: los sabores de los platos deben respetar los del alimento.

El secreto de la dieta

Según los expertos, la larga vida de los japoneses tiene un secreto: su alimentación. La dieta nipona no pasa de las 2.300 calorías diarias para los hombres y 1.950 para las mujeres. Estos números hacen que la dieta japonesa se ajuste perfectamente al patrón ideal de composición: un 12% de proteínas, un 25% de grasas y un 63% de hidratos de carbono. Esto explica que la incidencia de las enfermedades cardiovasculares y de cáncer sea muy baja.
Es importante destacar que el tema de la alimentación es otro de los avances de este país, uno de los más modernos del mundo. Japón, tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, ha sabido sobreponerse a su desgracia en todos los ámbitos de la vida.
Y desde el punto de vista alimenticio no sólo ha progresado sino que es el líder. Nada que ver con otros países, como los Estados Unidos, que en términos alimenticios son la otra cara de la moneda. Los norteamericanos ocupan el duodécimo puesto respecto a las expectativas de vida.

Calidad de vida

En muchos países la diferencia de clase social determina también los desequilibrios en la salud de las personas, dependiendo de la clase a que pertenezcan. Respecto a los sistemas sociales y económicos, Japón ofrece menores índices de accidentes de tráfico y laborales además de muertes violentas. También hay menos pobreza y un índice de mortalidad infantil bajo.

Respecto a la comida, la que se hace a diario en Japón es más sana. Algunos expertos en genética sostienen que la longevidad presente en los genes japoneses tiene que ver con el mantenimiento de su cultura milenaria.

Ingredientes y platos destacados

Las algas son parte importante de la dieta japonesa.


Son ricas en minerales y en calcio. El mijo contiene hierro, fósforo y vitamina A. El tofú es una especie de cuajada o queso de soja. Destaca por su riqueza en proteínas, hierro, calcio y vitamina B. Todo unido ofrece como resultado una dieta suficientemente rica en proteínas, abundante en hidratos de carbono y con poca presencia de las grasas.

La utilización de nata, mantequilla o margarinas vegetales es una mera anécdota en la cocina nipona. El aceite sólo se emplea en pequeñas cantidades y para aliñar las verduras. Además la gran cantidad de verduras que comen, solas o en guarnición, aportan la fibra que necesita el organismo porque los japoneses no suelen comer pan.

Dieta Japonesa, ¿Como Vivir muchos Años?

Platos singulares


El sashimi es uno de los platos más emblemáticos de la cocina japonesa. Es una preparación de pescado fresco que se degusta crudo; se corta de diversas maneras y va acompañado por salsa de soja y wasabis, una especie de berro.
El sabu consiste en hervir vegetales y carne en agua hirviendo.

La tempura es una forma crujiente que se envuelve en una masa hecha con huevo, vegetales y langostinos. Se dice que es un plato creado por los Jesuitas en su labor de evangelización en Oriente.
Las salsas como la terwaki sirven para sazonar por igual pescados y carnes.

Comer a la Japonesa

El japonés es, hoy por hoy, uno de los pueblos más longevos del planeta y, sin duda alguna, su alimentación es un factor esencial dentro de esa longevidad. Una cocina milenaria, rica en productos frescos y que ha aprendido a usar las grasas en su justa medida, proporciona a los japoneses una dieta muy equilibrada que no tiene nada que envidiar a la mediterránea.

La cocina de cada país es muchas veces consecuencia de su cultura y de sus condiciones geográficas. En el caso de Japón nos encontramos con una isla pequeña, muy montañosa y húmeda, con diferencias grandes entre las cuatro estaciones del año. Todo esto ha dado origen a una cocina regional en la que abundan los productos frescos tanto de mar como de montaña.

La cocina tradicional japonesa es conocida por ser sana y muy ligera. Los ingredientes son tratados de forma muy sencilla, respetando al máximo el sabor de cada uno y prestando especial importancia a que se trate siempre de productos de cada estación, lo que asegura su frescura. Otro elemento importante es la moderación en el uso de grasas y la predominancia del pescado sobre la carne. Las mesas japonesas suelen consistir de numerosos platos, con sabores muy contrastados y que se toman en dosis muy pequeñas.

Comer de todo


La cocina tradicional japonesa procura que en cada comida haya alimentos de todos los reinos: verduras de hoja, algas, raíces, troncos, frutos, semillas, pescado, carne (en pequeñas cantidades). El arroz, por supuesto, es el elemento imprescindible por excelencia.

De todas formas, preparar comida japonesa fuera de Japón puede constituir toda una aventura. Y es que hay verduras propias del país y otros ingredientes elaborados que son muy difíciles de encontrar fuera de la isla nipona. Sin embargo, con un poco de imaginación y una gran dosis de creatividad, pueden lograrse platos muy similares a los originales.

Todos a una

En Japón los platos no se presentan uno detrás de otro como en occidente, sino que son servidos todos a la vez. Normalmente, un menú japonés tiene un plato principal y otros dos más pequeños, acompañados de sopa y arroz. Suele empezarse por la sopa, para seguir después con las verduras, acompañadas de arroz, y terminar con más sopa. Esto permite que el menú no sea aburrido, porque se pueden combinar varios sabores muy distintos, y además de una forma muy ligera.

Sin duda, las características de su cocina influyen notablemente en que el japonés sea el pueblo con más esperanza de vida y más personas centenarias del mundo. Por una parte, los alimentos son cocidos en tiempos muy cortos, permitiendo que conserven todas sus propiedades y su valor nutritivo.Además, esto les da una textura crujiente, que ayuda a masticar y ensalivar y, por lo tanto, favorece la digestión.

Equilibrar la energía


Además, se usa un aliño muy moderado y hay pocos fritos, lo que hacen la dieta mucho más ligera. Por último, tampoco se usan productos lácteos, y lo más parecido es el tofú fresco. Según la filosofía oriental, la cocina japonesa moviliza la energía corporal por los diversos órganos del cuerpo, y equilibra la energía corporal.

El arroz es el ingrediente imprescindible de la cocina japonesa, y la base de muchos de sus platos. Tan importante es, que un dicho japonés afirma que un buen cocinero es el que sabe hacer bien el arroz. Antiguamente, un invitado podía saber si la comida de su anfitrión iba a ser bueno o no con sólo probar el arroz.

Y es que aunque parece sencillo, cocer el arroz de la forma adecuada requiere su técnica. Aunque hoy lo hacen usando aparatos eléctricos que controlan exactamente el tiempo y la temperatura, hasta hace relativamente poco se cocía muy cuidadosamente, respetando escrupulosamente el tiempo de cocción y la cantidad de agua, y escuchando el sonido que producía al hervir. Sólo cuando ese sonido era crujiente, se consideraba que el arroz estaba en su punto.

Vegetales en la dieta Japonesa


Los menús japoneses cuentan con un gran equilibrio entre sus diferentes platos. Toman muchos hidratos de carbono de absorción lenta, normalmente en el arroz y la pasta. A estos hay que sumarles el pescado o la carne con verduras y muy poca grasa.

Además son fundamentales los cereales (mijo o soja), las algas y el tofu. En resumen, lo que contribuye a la longevidad nipona es el gusto básico por la cocina del mar, por la soja y sus técnicas y modos de cocina.

Los aportes nutritivos provenientes de los vegetales se denominan fitonutrientes. Comprender su papel es importante. Los pigmentos naturales verde y rojo intenso de la col, lechuga, tomates y fresas por ejemplo, han evolucionado para favorecer la absorción de los rayos ultravioleta del sol. De esta forma no resultan dañinos para el ser humano.

Los compuestos aromáticos del ajo y cebolla protegen contra las infecciones virales y bacterianas. Los vegetales han ido desarrollando cientos de miles de substancias fitoprotectoras o fitonutrientes. Estas combaten infecciones de hongos y bacterias. Al consumir estos alimentos vegetales se adquieren “de segunda mano” varias de estas propiedades defensivas.

Una de las diferencias fundamentales entre la dieta japonesa y la occidental estriba en la cantidad de productos a base de soja existentes en la cocina nipona. Con los estrógenos presentes en el tofu se explica que estos se encuentren en la sangre de los japoneses en una medida superior en 50 veces a la del resto el mundo. Esto explicaría la diferencia de incidencia de casos de cáncer de mama y próstata entre Oriente y Occidente.

http://www.alimentacion-sana.com.ar

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