Vigorexia: la obsesión por el ejercicio

15/3/11


Vigorexia: la obsesión por el ejercicio
Trastorno sicológico, alimentación, complejo adonis, cuerpo perfecto, adicción, musculos...

Cuando existe una distorsión de la imagen corporal es signo de un trastorno psicológico: la vigorexia. Con excesos en las rutinas de ejercicios y una mala alimentación se busca satisfacer erradamente esa obsesión por la imagen perfecta.

¿Pasas muchas horas en el gimnasio? Si tú eres uno de ellos o conoces a alguien que si lo sea, pon atención, porque ésta puede ser una enfermedad. La obsesión por la imagen perfecta de un cuerpo musculoso o la falsa creencia de seguir una vida sana son algunas de las características que configuran una creciente epidemia como lo es la vigorexia.

La preocupación enfermiza por la imagen ya no es cosa solamente de trastornos como la bulimia o la anorexia. Actualmente, la vigorexia llamada también complejo de Adonis se ha propagado en los gimnasios, atacando principalmente a hombres jóvenes y amantes de una vida sana y un cuerpo perfecto.

Por lo general, quienes padecen este desorden emocional -que tarde o temprano puede evolucionar a un cuadro obsesivo compulsivo- no observan la realidad, ya que por más entrenamiento que realicen o musculatura que consigan, siempre se ven débiles, enclenques y carentes de atractivos físicos. Esta distorsión de la imagen corporal es un nexo común a todas las alteraciones del comportamiento alimentario (anorexia, bulimia).

De deporte a enfermedad

Lo primero que se debe entender es que la vigorexia es una enfermedad. Entendiendo eso podemos definirla como una adicción al ejercicio de manera obsesiva que lleva a los individuos a realizar una actividad física, cualquiera sea, de manera descontrolada y trastornada. Principalmente se relacionada con aquellos individuos que hacen del desarrollo muscular su deporte.

Toda práctica deportiva se convierte en una enfermedad una vez que la necesidad de realizar un deporte se hace irracional, es decir, se descuida la salud, la familia, los amigos, entre otras cosas.

Toda actividad física requiere un control y una prescripción adecuada para que no sea riesgosa; sin embargo, cuando se evaden estos elementos y se comienza con una práctica deportiva obsesiva, sin considerar sus riesgos, se pueden producir daños físicos y mentales en las personas.

Cuándo poner atención

Pasar de rutinas normales a ejercicios excesivos, cambios en la dieta alimenticia, suplementación proteica y de carbohidratos o no respetar los tiempos de pausa dentro de la actividad física son algunos de las características que denotan el padecer un trastorno psicológico de este tipo.

En el momento de hacer actividad física no regulan los tiempos de pausas, utilizan muchos métodos de entrenamiento, dependiendo del requerimiento que según ellos no están siendo un aporte a su condición física o desarrollo muscular. Son los típicos individuos que se encuentran en los gimnasios y que utilizan cargas de entrenamiento muy elevadas y hasta descontroladas, no teniendo en cuenta un factor que es negativo para el desarrollo del deportista, el sobreentrenamiento.

Un punto no menor son los riesgos que esta práctica puede generar, entre ellos:

* Desgarros musculares recurrentes por fatiga

* Tendinosis, en especial de los miembros inferiores

* Artrosis, lesiones ligamentosas, sobre todo en los lugares que no están preparados para el soporte de grandes cargas.

Músculos, músculos y más músculos

Sin embargo, no menor ni menos alarmante son los cambios en la personalidad y en las costumbres que sufren los individuos con esta alteración mental.

Desde el punto vista físico podemos encontrar actitudes como: el aumento de manera exagerada de su musculatura, la cantidad de tiempo que utiliza para realizar actividad física, los horarios de entrenamiento, a veces ilógicos, los cambios en la alimentación, cambio de humor, la obsesión por su cuerpo, tienden a aislarse, tanto en su lugar de entrenamiento como de su entorno social.

Por otra parte, el aspecto social también se altera con esta enfermedad. Se debe poner atención cuando las prácticas deportivas intervengan de manera negativa en la vida de la persona.

De dónde surge

Dado que la vigorexia corresponde a un trastorno psicológico las causas de su origen son múltiples. Entre éstas: el individuo no logra sentirse a gusto con la forma que en que está desarrollando su cuerpo (visión errada de su corporalidad), lo que lleva a buscar por medio del ejercicio extremo una mayor necesidad de saciar esa sensación de inconformidad. Su origen está relacionado con esa inconformidad que observa de no lograr desarrollar en forma idílica su cuerpo, en especial, su forma muscular.

Los factores sociales que podrían intervenir en las acciones de los deportistas: mantener el prototipo estándar de calidad física que el desee como, por ejemplo, la presión social por mantener un cuerpo perfecto; problemas con la auto imagen (similar a la anorexia); el hecho de que la práctica de actividad física es gratificante en si misma, lo que ocurre porque induce la liberación de endorfinas (hormonas del placer) lo que puede llevar a una adicción a esta sensación.

En conclusión, la vigorexia –padecimiento cada vez más común dentro de nuestro estilo de vida moderna, amante de la figura perfecta- es más bien una obsesión por el cuerpo que por el deporte. En este sentido, el ejercicio es considerado la herramienta para llegar a conseguir el tan anhelado y aplaudido cuerpo perfecto.

http://www.puntovital.cl

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